Esos pequeños detalles..

Al ir a coger el coche esta mañana me he dado cuenta de que, justo al lado del mío, estaba el coche de mi tío, al que hace ya algún tiempo que no veo. Me ha dado tanta alegría saber que estaba por mi barrio que, ni corta ni perezosa, se sacado papel y boli para dejarle un mensajito. Decía lo siguiente:
“¡Qué madrugador eres, tito! Recuerda que hay que disfrutar cada día como si fuera el último. Piensa qué motivo tienes hoy para ser feliz y olvidar todo lo malo. Pasa un buen día. Tu sobrina favorita. Patri”.
Tras engancharle el papelito en la puerta del coche y montarme en el mío me he dado cuenta de la importancia que tienen en mi vida esos pequeños detalles. Una llamada oportuna, una frase bonita, una carta de alguien querido en el buzón, un ¿cómo estás?, un abrazo sin pedirlo… en definitiva, esos gestos que nos hacen a todos un poco más felices y nos dan motivos para sonreír.

Al igual que soy una persona muy detallista con quien lo merece, pienso que yo me merezco también esa clase de gestos. Los que me conocéis sabéis de sobra que no me gustan las frases regaladas, ni tampoco me gusta la gente que regala frases a todo el mundo, a diestro y siniestro, sin discernir. Esa clase de personas me genera desconfianza porque si las regalan a todo el mundo las personas que de verdad lo merecen, y que están día a día ganándose ese gesto, dejan de ser especiales. ¿Qué sentido tiene que me hagan el oído a mí y a 100 personas más? Una de las cosas que más me gustan en esta vida es el sentirme especial por algún motivo y, si puede ser, sentirme especial y única para alguien.

Pero esto es la pescadilla que se muerde la cola. Porque para mí, alguien especial, es alguien que lleva ya el tiempo suficiente en mi vida como para que conozca todos mis defectos y manías, y aún así siga queriendo estar en mi vida. Y viceversa. Esto no se gana de un día para el otro, se gana a pulso con saber estar (no de cualquier forma), con buenos consejos, con apoyo, con risas y con confianza. Tampoco soy de las que dejan entrar a formar parte de mi vida a cualquier persona, ni va abriéndole la puerta a todo el mundo. A mí no me gusta engrosar la lista de conocidos que igual que llegan al poco tiempo se van, prefiero mantener la lista de amigos y esforzarme por mejorar gracias a ellos.

Yo soy de las que luchan cada día por quien merece la pena.
A todos los que andáis conmigo por estos estrechos senderos de la vida: muchas gracias. Merece la pena emplear cinco minutitos de mi tiempo en haceros felices. Os quiero.

Hoy os dejo con una frase de Khalil Gibran:"En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente"

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